Durante un año, un árbol maduro absorbe más de 98 libras de dióxido de carbono de la atmósfera.
Los árboles ayudan a enfriar el planeta absorbiendo y almacenando gases de efecto invernadero nocivos, como el dióxido de carbono, en sus troncos, ramas y hojas, y liberando oxígeno a la atmósfera. En las ciudades, los árboles pueden reducir la temperatura ambiente hasta 8° Celsius. Con más del 50% de la población mundial viviendo en ciudades (una cifra que se espera que aumente al 66% para el año 2050), la contaminación y el sobrecalentamiento se están convirtiendo en una amenaza real. Afortunadamente, un árbol maduro puede absorber un promedio de 22 libras de dióxido de carbono por año, lo que hace que las ciudades sean un lugar más saludable y seguro para vivir.
Los árboles ayudan a limpiar el aire que respiramos. A través de sus hojas y corteza, absorben contaminantes nocivos y liberan oxígeno limpio para que podamos respirar. En entornos urbanos, los árboles absorben gases contaminantes como óxidos de nitrógeno, ozono y monóxido de carbono, y barren partículas como polvo y humo. Los niveles crecientes de dióxido de carbono causados por la deforestación y la combustión de combustibles fósiles atrapan el calor en la atmósfera. Los árboles sanos y fuertes actúan como sumideros de carbono, compensan el carbono y reducen los efectos del cambio climático.
Los árboles desempeñan un papel fundamental en la captación del agua de lluvia y en la reducción del riesgo de desastres naturales como inundaciones y corrimientos de tierra. Sus intrincados sistemas de raíces actúan como filtros, eliminando contaminantes y ralentizando la absorción de agua por el suelo. Este proceso evita la erosión dañina causada por los corrimientos de agua y reduce el riesgo de sobresaturación e inundaciones. Según la Asociación de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, un árbol perenne maduro puede interceptar más de 15.000 litros de agua al año.
Un solo árbol puede ser el hogar de cientos de especies de insectos, hongos, musgos, mamíferos y plantas. Según el tipo de alimento y refugio que necesiten, los distintos animales del bosque requieren distintos tipos de hábitat. Sin árboles, las criaturas del bosque no tendrían un lugar al que llamar hogar.
-Bosques jóvenes y abiertos:Estos bosques se forman como resultado de incendios o talas. Los arbustos, las hierbas y los árboles jóvenes atraen a animales como los osos negros, el jilguero americano y los pájaros azules en América del Norte.
-Bosques de mediana edad:En los bosques de mediana edad, los árboles más altos comienzan a crecer más que los árboles y la vegetación más débiles. Un dosel abierto permite el crecimiento de la vegetación del suelo que prefieren animales como las salamandras, los alces y las ranas arbóreas.
-Bosques más antiguos:Con árboles grandes, un dosel complejo y un sotobosque de vegetación altamente desarrollado, los bosques antiguos brindan hábitat para una variedad de animales, incluidos murciélagos, ardillas y muchas aves.
¿Sabías que los pacientes hospitalizados que tienen habitaciones con vistas a los árboles se recuperan más rápido que aquellos que no tienen la misma vista? Es imposible ignorar esa sensación de euforia que se siente al caminar por un bosque tranquilo y silencioso. Los árboles ayudan a reducir el estrés y la ansiedad, y nos permiten reconectarnos con la naturaleza. Además, la sombra que brindan los árboles ayuda a proteger nuestra piel de la dureza cada vez mayor del sol.
Desde arboricultores hasta leñadores e investigadores, las oportunidades laborales que ofrece la industria forestal son infinitas. Pero no sólo dependemos de los árboles para trabajar. La agricultura sostenible de árboles proporciona madera para construir casas y refugios, y leña para cocinar y calentarse. Los árboles productores de alimentos proporcionan frutas, nueces, bayas y hojas para el consumo humano y animal, y aportan un gran aporte nutricional.
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